En la orilla del rió alegre croaba un sapito,
con sus patitas muy verdes y sus enormes ojitos.
grandes como monedas y por dentro muy negritos,
Saltaba muy fuerte y alto para atrapar los mosquitos.
Estaba tan atento que apenas sin darse cuenta,
un cuervo lo acechaba para atraparlo por sorpresa.
Con pasos como algodón se acerco mucho a su presa,
y ya se lo saboreaba como si fuera una fresa.
El sapito recordó, lo que le dijo su mami,
que cuando estuviera solito se volteara a todas partes.
Apenas vio el filoso pico y su boquita se abrió,
y con mucho miedo y prisa hacia el agua saltó.
Nadó con fuerzas bajo el charco,
sin saber a donde ir,
cuando escucho una voz conocida
que le decia... ¡Sapito, ven aqui!
Salió alegre y de flechazo
Y su mamá lo atrapó con un amoroso abrazo.
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